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JULIO JIMÉNEZ RUEDA
TRAZO BIOGRÁFICO

Conocido como El Duende de San Ildefonso, Julio Jiménez Rueda nació en la Ciudad de México el 10 de abril de 1896. Estudió el bachillerato en la Escuela Nacional Preparatoria y, posteriormente, Jurisprudencia en la Universidad Nacional; en 1935 obtuvo el grado de doctor en Letras en la misma institución.

Jiménez Rueda destacó por su constante actividad en la vida pública mexicana. A los 17 años ya era miembro de la Sociedad Católica Mexicana.1 En 1912 inició su actividad como docente, que continuó durante la mayor parte de su vida; impartió cátedra en México y en el extranjero. Desempeñó diversos cargos públicos, entre los que destacan: secretario de la Legación en Montevideo (1920) y en Buenos Aires (1921-1922), secretario del Ayuntamiento de la Ciudad de México (1923) y de Acción Cívica en el Departamento del Distrito Federal (1936-1943), director del Archivo General de la Nación (1943-1952). En el sector educativo su trayectoria culminó en la dirección de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM (1942 -1944), cargo que ocupó de manera interina en 1938, 1953 y 1954.

Colaboró en numerosas revistas y fue miembro de instituciones culturales nacionales y latinoamericanas como el Instituto Mexicano Norteamericano de Relaciones Culturales, el Centro Mexicano de Escritores, las academias de la Lengua y de la Historia. Su acentuado interés por la literatura y la historia mexicanas lo llevó a realizar importantes estudios, entre ellos: Herejías y supersticiones en la Nueva España (1946), Historia de la cultura en México (1950 y 1957) —que abarca la época colonial y el pasado prehispánico— e Historia de las letras mexicanas (1928), actualizada en seis ocasiones, la última en 1960.

Reeditó y prologó una buena cantidad de obras literarias, principalmente novohispanas, pues el periodo colonial constituyó uno de sus grandes intereses como investigador y escritor; por ello fue uno de los principales cultivadores de la literatura colonialista con novelas como Sor Adoración del Divino Verbo (1923) y Moisén (1924). Los temas de la vida cotidiana en el siglo XX no fueron desatendidos por el escritor, pero el medio de expresión fue la farsa, en obras como Cándido Cordero, empleado público (1925) y Toque de diana (1928). También cultivó el drama y el cuento.

Como crítico, destaca la publicación de “El afeminamiento en la literatura mexicana”, el 20 de diciembre de 1925 en El Universal de la Ciudad de México; a raíz de este artículo, que constituye una censura a la literatura de la época, se inició una polémica en la que también participaron Francisco Monterde, Victoriano Salado Álvarez, Carlos Noriega Hope, entre otros. En aquélla se discutieron las características y los derroteros de la literatura mexicana contemporánea.2

Entre otros reconocimientos, Jiménez Rueda recibió las Palmas Académicas de Francia, la medalla Ignacio Manuel Altamirano y el honor Isabel la Católica, de España. Falleció en la Ciudad de México el 25 de junio de 1960.3

1 Cf. Julio Jiménez Rueda, El México que yo sentí (1896-1960). Testimonios de un espectador de buena fe, México, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, 2001, p. 40.
2 En esa polémica también se discutió el concepto de la literatura “viril”, originalmente promovido por el grupo de los Estridentistas como una forma de distanciarse de otras tendencias “afeminadas” de la época —alusión a la literatura del grupo de los Contemporáneos—. A raíz de las discusiones entre Jiménez Rueda y Monterde, este último dio a conocer Los de abajo (1916) de Mariano Azuela. Cf. “Polémica: 1925”, Diccionario de literatura mexicana. Siglo XX, Armando Pereira (coordinación), México, Universidad Nacional Autónoma de México / Ediciones Coyoacán (Filosofía y Cultura Contemporánea, 19), 2ª ed., 2004, pp. 380-385.
3 Las biografías más extensas de Julio Jiménez Rueda se pueden encontrar en el volumen 4 del Diccionario de escritores mexicanos. Desde las generaciones del Ateneo y Novelistas de la Revolución hasta nuestros días, dirigido por Aurora M. Ocampo (México, Universidad Nacional Autónoma de México, 2003), así como en Francisco Monterde, “Julio Jiménez Rueda. Necrológica”, Revista Iberoamericana, vol. LXVIII, núm. 200, julio-septiembre de 2002, pp. 607-610.