El narrador y periodista Lorenzo Turrent Rozas (1902-1941) nació en Catemaco, Veracruz. Cursó la educación básica en su ciudad natal; la secundaria y preparatoria, en el puerto de Veracruz y Xalapa, donde también obtuvo el título de abogado en 1926. En los nueve años siguientes, desempeñó varios cargos en la judicatura estatal, carrera que alterna con su vocación docente: en ese tiempo imparte clases de gramática y literatura, en nivel secundario, y de leyes para la Universidad Veracruzana.
El grupo de escritores y artistas plásticos con los que Turrent Rozas comparte ideales estéticos e ideológicos en Xalapa sostuvo una intensa actividad en los cinco primeros años de la década de los treinta. De acuerdo con Edith Negrín: “un puñado de escritores se reúne primero en un grupo llamado Simiente, que planea expresarse en una revista del mismo nombre, de la que sólo aparecen dos números. Luego crean el grupo Noviembre, de nuevo con una revista de igual denominación, de la que salen cinco números. Fundan después la revista Ruta, cuyas doce tiradas se publican con intermitencias entre 1933 y 1937 […] El grupo Noviembre funda asimismo la editorial Integrales, que en algunos textos agrega a su nombre el apéndice ‘ediciones revolucionarias’. Las publicaciones de esta editorial a veces incluyen grabados de pintores asimismo revolucionarios; en ocasiones prueban su vocación de equidad suprimiendo las mayúsculas en los títulos de los textos y los nombres de los autores y, por lo general, al final del libro, dicen el nombre del editor que lo formó”. 1
Con el sello de Integrales, Turrent Rozas publica Hacia una literatura proletaria. Siete cuentos proletarios. En el prólogo —especie de manifiesto o declaración de principios—, el autor de Jack sostiene: “Quiero terminar afirmando que esta tendencia literaria que nace es la simiente de la literatura mexicana nueva. De la única literatura posible en nuestros tiempos: la que compenetrada de las ideas emancipadoras de la época —como quería Jorge Plejanov— hunda sus raíces en la profundidad de nuestros problemas y nos oriente hacia una vida de justicia”. A vuelta de correo, Alfonso Reyes alentó al combativo escritor: “puedo asegurarle […] que su ‘grito proletario’ de su apasionador ensayo y breve antología no será desoído por quien tenga sensibilidad humana y sienta la angustia que nos cerca”.
En enero de 1935, Turrent Rozas y varios de sus compañeros de Ruta se trasladan a la Ciudad de México, donde publican la segunda época de esta revista (1938-1939). Poco después de su llegada a la capital, Turrent Rozas se incorpora al Departamento Jurídico de la Secretaría de Economía; de inmediato ingresa a la Liga de Escritores y Artistas Revolucionarios y colabora en Frente a Frente, órgano de la LEAR. A partir de 1938, y hasta su deceso, es profesor en diversos colegios del sector obrero de la capital del país.
Miguel Bustos Cerecedo, contemporáneo y editor de la Obra completa de Turrent Rozas (Universidad Veracruzana, 1973), trazó la siguiente semblanza: “Era un hombre triste. Entristecido por la miseria del pueblo, por el dolor que se cuela en los tugurios de los campesinos y de los obreros mexicanos; también por el ansia impotente que nace de ver el sufrimiento y no encontrar de inmediato los medios de arrancarlo […] Sí, era triste; pero también era optimista, con ese optimismo que da la fuerza revolucionaria. A los 39 años de edad, cuando deja de existir, apenas iba en camino de una madurez fecunda, precisamente en la edad en la que muchos retroceden en sus primeros impulsos ideológicos, pues nunca le faltaron oportunidades para ello”.