Solís la contempló. Viéndola de esta forma, era casi su Bridget. Creyó escuchar aún sus palabras: “Él me hará como me desea; y cómo quería yo que tú me hicieras como me deseabas. Pero cuando mayor era mi certidumbre, te fuiste... ¿Por qué te fuiste, Jorge?”. Oh, sí, él se fue, pudiendo hacerla a su antojo... Por uno de esos milagros de la predestinación, ella había nacido para que él la iniciara disfrutando de sus sorpresas y reacciones ante los mandatos y las revelaciones de la vida. Pero la vida es enemiga de malgastar el tiempo y amiga de que la comprendan a la menor insinuación, y arrebatándole a Biddy, se la entregó a otro hombre.