Desde sus mocedades don Serapio se ha guiado por una máxima que ha sido para él faro inextinguible: “Vivir es adaptarse al medio” […]
La última nacida, la que hoy tiene en uso don Serapio, es ésta: “En tiempos anormales hay que acudir a medios anormales”, o lo que es igual: “Si la revolución ha desolado al país, aprende a convertir un gemido en una taza de chocolate, una lágrima en moneda de oro, una gota de sangre en perla negra”. Podría traducirse aun más groseramente: “Si en tiempos normales deben llevarse las uñas cortas o al menos de blancura y pulimento impecables, en tiempos anormales hay que dejarlas crecer: cuanto más negras mejor”.