El misterio de su vida se ha resuelto en dos prodigios: acaba de saber quién es él, por qué se halla en ese cuerpo, qué ha venido a hacer al mundo precisamente cuando el Maestro estaba para alejarse de él. Segundo prodigio es la certidumbre de que posee una extraña videncia. Ahora mismo percibe los invisibles seres que trabajan en las raíces de las plantas como los que tejen, construyen, tiñen, recortan, pintan, perfuman las ramas, las hojas, las flores de todas las plantas de este jardín.